¿Por qué participar en el Encuentro de Vida Indígena Consagrada?
El 5 de abril del presente año, la Conferencia Venezolana de Religiosos y Religiosas, publicó en sus medios digitales la convocatoria al Primer Encuentro de Vida Indígena Consagrada, en su anuncio compartían lo siguiente: “Este espacio de reflexión y diálogo, permitirá compartir experiencias, fortalecer la unidad y promover la defensa de los derechos y la cultura de nuestros hermanos indígenas, y juntos soñar una Iglesia Indígena, sinodal, participativa y en comunión”. Ante la invitación compartida y recibida, muchos hermanos religiosos me preguntaban, ¿Por qué participar de este encuentro? ¿Qué tan importante es?
Mientras
estos días discernía estos interrogantes, dejé que la memoria y la historia se
movieran internamente en mi vida, contemplé rostros, historias y vivencias: rostros
de tantos hermanos indígenas y no indígenas que promovieron la Fe-Cultura en
medio de nuestras comunidades, personas que donaron su vida compartiendo el
amor de Dios y haciendo posible el Reino de Dios; historias de mártires y
misioneros que hicieron posible la comunión entre nuestras costumbres
originarias y la doctrina cristiana; vivencias que me llevaron a lugares y comunidades
donde la esperanza y la fraternidad son los valores que se comparten en cada
celebración. También recordé momentos que generaron cierta desolación en mí,
recuerdos de tantos hermanos indígenas y comunidades que padecieron - algunas
siguen padeciendo - la pérdida de la cultura, el idioma y la vida; hermanos que
fueron perseguidos por pensar diferente a la doctrina de la fe, hermanos que no
fueron aceptados en institutos religiosos por ser indígenas o por otras
realidades y otros tantos recuerdos que llegaron a mi memoria.
A pesar
de que la fecha está muy próxima, creo que este encuentro puede ser una
oportunidad para hacer posible una Iglesia con rostro, pensamiento y corazón
indígena, como lo propusieron diferentes misioneros; Gumilla, Gilij, Cañas y
otros tantos. Estos misioneros junto a las originarios prepararon la tierra, lo abonaron
y sembraron la inculturación del evangelio, Dios enamoró sus corazones y ellos
lo compartieron con las culturas indígenas. Proclamaron el evangelio de Jesucristo
desde la fe, el conocimiento y reconocimiento a las tradiciones de los pueblos,
su defensa y su integración a ella. Comprendieron que Dios había estado desde
el principio presente en esos pueblos.
Así que,
participar de este encuentro es hacer y compartir la historia que heredamos y
que estamos llamados a anunciar en la iglesia, es cantar al ritmo de nuestros
ancestros y abuelos el canto de la paz, es proclamar que Dios no solo ha estado
a lo largo de nuestra existencia, sino que sigue siendo el creador a quien le
ofrecemos nuestras alabanzas. Participar de este encuentro es signo de la unión
que tenemos con nuestra cultura, creencia y vivencia diaria. Hacerse presente
en este encuentro es llevar las tantas esperanzas de nuestras comunidades y
elevar una oración por el verdadero diálogo que hace falta en las comunidades.
Sí eres indígena y perteneces a una comunidad religiosa o eres un sacerdote,
espero verte en este encuentro y poder caminar juntos hacia una IGLESIA INDÍGENA.
Johan Ramos, SJ. Indígena Warao
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